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jueves, 9 de julio de 2015

Apuntes sobre literatura juvenil y fantástica

Por Armando Rosselot*

Resulta difícil acotar la literatura juvenil a un rango etario, ya que sólo hace pocos años se le diferenció de la literatura infantil, la cual aborda temas más enfocados al primer conocimiento del ser y del entorno. En esta misma diferenciación, la literatura juvenil y adolescente ocupa una estética distinta a la infantil en su construcción ficcional, siendo una estética marcada por la distanciación y no con la identificación, lo que permite imaginarios realísticos y humorísticos, logrando la adquisición de nuevos conocimientos y de su posible transformación. A diferencia del “didactismo” y “patetismo” de la literatura infantil, la literatura juvenil da a conocer información a través de las historias narradas en un mundo más real, con todas sus características e implicancias; ya que el joven, al igual que un adulto, está inmerso en una red de innumerables relaciones que se expanden en el tiempo y el espacio en que se sitúa; siendo él consciente de ello al poseer un mundo de referencias mucho más amplio que el de un niño. “La literatura juvenil es aquella capaz de iniciar y siempre sostener y promover el maravilloso viaje sin fronteras que realiza cada lector que se atreve a leer para alimentar su espíritu e imaginación” (Comas de Guembe, 2005: 45-56) (1)
           
            En su comienzo, a esta literatura la formaron en su mayoría novelas de aventuras como Tarzán, Robinson Crusoe o Sandokán, las que no fueron escritas precisamente para ese público, pero que terminaron siendo “adoptadas” por este naciente género. Hoy en día la literatura juvenil está ya compuesta por una amplia gama de subgéneros, tales como narrativa, poesía, novela gráfica y cómics; allí están presentes el riesgo, la aventura, el reto, la exploración y el enfrentamiento.
                               

            Ello no quiere decir que no se puedan abordar temas sociales y políticos dentro del contexto fantástico, ya sea como una aventura, una utopía, una distopía o una ucronía; siendo éstas tres últimas pertenecientes a lo que llamaremos Ciencia ficción, pues la aventura como tal puede no estar inmersa, forzosamente, en una temática de Ciencia Ficción o Fantasía.

La Ciencia Ficción    

            Según Todorov, (N. de la R.: en Introducción a la literatura Fantástica) éste género pertenece a una de las corrientes de  la literatura fantástica, como lo es el Terror, la Fantasía Heroica, la Fantasía Moderna o lo Maravilloso. Y es una forma de fantasía donde lo insólito y extraordinario se inserta en un contexto, generalmente, tecnológico.  Al igual que las demás ramas de la literatura fantástica, la Ciencia Ficción presenta la dificultad o imposibilidad de establecer una estructura narrativa, personajes o  marco espacio-temporal  como en otros subgéneros, ya que la irrupción de lo extraño puede darse en todos esos planos y con formas y consecuencias muy variadas;  lo que impide señalar marcas que sean válidas para todo tipo de obras que se encuentren en esta categoría literaria (Verdulla, Sotomayor, 2006: 60) (2). Como consecuencia de lo anterior, es fácil observar muchas mezclas de géneros, tales son los casos contemporáneos del Terror y la Alta Fantasía, los que presentan claros elementos de ciencia ficción.   

            Si la historia está situada en un universo que sigue las mismas reglas que el nuestro, hablamos de ciencia-ficción. Si está situada en un universo que no sigue nuestras reglas, es fantasía. O, en otras palabras, la ciencia-ficción trata sobre lo que podría ser pero no es, mientras la fantasía trata sobre lo que no podría ser (Card, 2013:20) (3).

            Volviendo al aspecto social, existen antecedentes obligados al respecto. En el año 1971, en la 1era Conferencia Consultativa de escritores de Ciencia Ficción de países socialistas, celebrada en Budapest, se expresó la convicción general que el arte y la  literatura fantástica, particularmente, deben servir a las ideas  de amistad entre los pueblos, la paz y el progreso social. La Ciencia Ficción, en adelante, ha servido para cuestionarse la sociedad en que se vive y cómo podría llegar a ser. Por ello, han existido muchas definiciones para poder catalogar estas sociedades futuras, representadas críticamente por los escritores; reproduciéndolas y modificándolas, logrando, muchas veces, vaticinar los conflictos que hoy suceden. El componente social dentro de la ciencia ficción pareciese incuestionable, lo que lleva, obviamente, al componente político.

            Como se ve, las formas en que la literatura influye en el lector son complejas; ellas no apuntan solo a su conciencia. Por otra parte, la atmósfera  estética y espiritual  que crea, desempeña en sí misma un papel importante: no enseña la belleza, si no que la muestra. Por lo mismo, no puede decirse que la influencia de la Ciencia Ficción  sea siempre pesimista o siempre utópica (Kagarliski, 1977: 08) (4).      


Paraliteratura y Subliteratura

No obstante, se suele decir que la literatura fantástica, y por consiguiente la ciencia ficción, es escapista y se la ha tildado en muchas ocasiones como subliteratura. Para saber si esto es así, habría que saber qué es lo que distinguiría a una obra como subliteraria o paraliteraria.     

            Citando a Todorov, la obra cumbre de la literatura era aquella que no se encuentra dentro de ningún género literario, mientras que la obra cumbre de la literatura de masas era aquella que mejor se inscribía dentro de su género. En la paraliteratura, por su parte, el lector espera la repetición de una serie de características, pero también espera una relativa novedad. Estas pautas específicas de vehiculación editorial, de producción y de lectura provocan una relación entre autor y lector diferente de aquellas que establece la literatura canónica (Lluch, 2012:2 -14). (5)           

            Cuando se lee una obra canónica por primera vez se experimenta un extraño y misterioso asombro y que casi nunca es lo que se esperaba (Lluch, 2012: 2 - 14). (6)         

            Si bien mucha de la ciencia ficción se sitúa en la periferia literaria y no en el cánon mismo, eso no quiere decir que sea en su totalidad subliteratura.  Cuando se lee paraliteratura, el lector, antes de iniciar el acto de lectura, firma un contrato con el autor, un acuerdo tácito que le asegura la adecuación de la obra a la colección, a la reputación del autor o al proceso publicitario que ha elegido (Boyer 1992: 109-120) (7) y muchas obras de Ciencia Ficción no hacen eso ni ocupan un lenguaje simple; tampoco son  organizadas linealmente en su estructura ni repiten su esquema, menos piensan en adaptarse a formas de narración comercial y cliché. Esto no deja de reconocer que sí hay obras que pertenecen indudablemente a la subliteratura, tanto a nivel de obras para niños, jóvenes y de adultos (Lluch, 2012: 2 - 14). (8)

            Dentro del género fantástico indudablemente hay títulos y autores que van más allá y varias de sus obras son parte del cánon  -o son de borde- y no de este estereotipo de subliteratura. Por citar a  algunos: Tolkien, Lewis y Herbert, o algo más contemporáneo como Lilian Bodoc (La saga de los cofines).
           
            Resumiendo:

         A estas alturas es innegable que la producción específica para jóvenes se sostiene y que, más allá de las posturas críticas, se vende, se lee y constituye un corpus muy heterogéneo; corpus donde hay libros que podríamos llamar de borde, por hallarse en una zona híbrida y que muchas veces hacen pensar que si no fuera por la presencia de marcas paratextuales, podrían dirigirse tanto a un lector adolescente como a un adulto (Cañon-Stapich, 2011: 65-78). (9)
           
            Como se ve, la Ciencia Ficción y la Fantasía es más que simple literatura de esparcimiento y escapismo. De hecho, puede y logra tocar temas trascendentales y muy importantes.  

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*Armando Rosselot (Santiago, 1967) es escritor de ciencia ficción y literatura fantástica. Desde el 2005 colabora con diversas revistas literarias como Cinosargo, Tauzero, Ngc 3660, Axxon,  entre otras. Ha publicado diversos títulos relacionados con el género, destacando su libro de poemas Huesos de Pollo Bicéfalo (2006) y las novelas Te llamarás Konnalef (2009) y Tarsis (2014); siendo Tarsis la primera parte de una tetralogía.  El 2011 publica un e-book  de cuentos: Periferia Cerebral. Actualmente trabaja en la edición del libro de relatos Poliedro, que ya cuenta con su quinto número, donde ha publicado varios relatos y cuentos. Es profesor del Taller Permanente de Narrativa Juvenil en Taller Estudio 112.

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Referencias:

1.      Comas de Guember, Dolores. “Literatura juvenil, un viaje de descubrimiento”. Revista de Literaturas Modernas 35 (2005): 45-56.
2.      Moreno Verdulla, Antonio. “Identidad y límites de la literatura juvenil”. Personajes y temáticas de la literatura juvenil. María Victoria Sotomayor Sáez (coord.). Ministerio de Educación y Ciencia: España, 2006.
3.      Card, Orson Scott. “Cómo Escribir Ciencia-ficción y Fantasía”, 2013. Traducción Julián Diaz. Ed. Alamut, España.
4.      Kagarlitski, Yuli. “¿Qué es la Ciencia Ficción?”, 1977. Editorial Labor S.A. Barcelona.5. Lluch Crespo, Gemma. “Mecanismos de adicción en la literatura juvenil comercial”. Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. Web. www.cervantesvirtual.com  10 mar. 2012.
6.      Citado en 5.

7.      Citado en 2.
8.      Citado en 5.

9.  Cañón, Milla y Elena Stapich. (2011) "Acerca de atajos y caminos largos: La literatura Juvenil" 

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