Por Lina Bilbao*
El escritor se inicia, por lo general, cuando desea plasmar una serie de acontecimientos; cuando la emergencia de decir se vuelca en líneas que concluyen en un texto de ficción. Él avanza infatigablemente en un discurso que concluye en el goce del punto final. Sin embargo, la dificultad comienza cuando el escritor se detiene; cuando la misma obra suspende la palabra.
El escritor se inicia, por lo general, cuando desea plasmar una serie de acontecimientos; cuando la emergencia de decir se vuelca en líneas que concluyen en un texto de ficción. Él avanza infatigablemente en un discurso que concluye en el goce del punto final. Sin embargo, la dificultad comienza cuando el escritor se detiene; cuando la misma obra suspende la palabra.
En el poema “Una palabra” de Gabriela Mistral, los
versos iniciales son: “Yo tengo una palabra en la garganta/
y no la suelto y no me libro de ella/ aunque me empuja su empellón de sangre”. El
escritor surge cuando, con vistas a la literatura, desaparece su tranquilidad
en la continuidad del discurso. La literatura es entonces, tal vez, la
permanencia en la tragedia que es el lenguaje.
La
escritura comienza en el momento en que el escritor tiene algo que decir, pero esa escritura solo resulta literaria cuando ya no se puede seguir
diciendo, cuando ya no son las palabras las que dicen, sino que el escritor
constata la imposibilidad misma de decir esas palabras. En una entrevista a
Carlos Droguett, él señala: "No podría explicar por qué escribo. ¿Por qué
bebe el alcohólico? Él diría que porque no lo puede evitar. Yo tampoco, y como
él, no lo considero una desgracia (…) Cuando imagino o recojo una historia
siento a mis personajes como si ellos fueran yo mismo; inconscientemente los
incorporo a mi sangre; sus aventuras son mías; conozco no sólo su ámbito
espiritual, sino su cuerpo, sus pensamientos, su soledad; son seres míos como
los hijos de mi carne que yo he hecho (…) Pero
a veces, diría que siempre, tengo la impresión de que el lenguaje, las
palabras, se interponen entre ellos ─sus personajes─ y yo, y suprimiendo
torrencialmente puntos, comas, explicaciones obvias, descripciones inútiles,
los acerco en bloque a mi terror...”. (N.de R.: El destacado es de la
autora)
Es
esta imposibilidad un asunto difícil con el que lidiar, especialmente al hacer
hincapié en la teoría, técnica y estructura narrativa; donde la consigna es,
sobre todo, “escribiendo se aprende a escribir”. Esa dificultad descifra desde
el principio una trampa en los procesos de creación, en la que el escritor se
bate con la pregunta que carga a lo largo de su proceso: ¿Qué es, entonces, la
literatura?
Desarrollar
esta pregunta es necesario para que la obra literaria se produzca como tal; para
que la literatura supere el problema de su imposibilidad. Se trata de que el
escritor permanezca en la escritura al mismo tiempo en que se ausenta de esta;
que en el movimiento de contradicción, la imposibilidad de escribir no solo
manifieste la desconfianza en enunciados entregados e impuestos, sino que
participe en la creación de un texto
auténtico.
Por
ello, en la ausencia de escritura no se deja de escribir. Antes solo había un
hombre para escribir sus necesidades, experiencias e imaginaciones; un
hombre-autor sujeto a las restricciones de su lenguaje; pero hábil, quizás, en la
técnica literaria. A partir del momento en que se detiene y suspende todo saber
decir en el texto, el hombre-autor enfrenta el tiempo que lo condena y lo
detiene; siente atracción por el vacío que tiene entre las manos y su obra y,
al regresar a su escritura, ella dará testimonio de una historia completa en la
que el lazo entre obra y autor queda fundido sin saber nunca dónde estaba esa
unión.
* Lina Bilbao es Licenciada en Filosofía. Ha dictado diversos cursos de literatura entre los que destacan Creación Literaria, Club de lectura y Escritura Autobiográfica. Actualmente se encuentra trabajando en proyectos de escritura en los géneros de novela y poesía. Así mismo prepara, en conjunto con otros profesores, un taller de literatura chilena. Es Directora del Taller Estudio 112, donde además dirige el área de Literatura.
*
No hay comentarios.:
Publicar un comentario