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martes, 30 de junio de 2015

El pequeño Winsor en el país de los sueños






Winsor Mc Cay (Woodstock, Ontario, Canadá, 26 de septiembre de 1867 – Nueva York, 26 de julio de 1934) fue uno de los precursores del Comic moderno, al experimentar y fundar las bases narrativas de lo que sería conocido, más tarde, como el noveno arte.

A principios del siglo XX Sigmund Freud publica su obra Die Traumdeutung (la interpretación de los sueños), donde plantea el camino para poder descifrar el inconsciente y sacar a flote los deseos “ocultos” en los sueños. Cinco años más tarde, Winsor Mc Cay, probablemente influido por esta obra, comienza a retratar en sus historietas las obsesiones  y deseos de la sociedad de principios de siglo.

Trabajó como ilustrador para grandes periódicos y revistas de E.E.U.U., además de las tiras cómicas, lo que ayudó a Winsor a perfeccionar su dibujo; allí realizó muchas ilustraciones de crítica social e incluso incursionó en el diseño de tipografías. Su estilo era reconocible por el trabajo de valores de líneas, mezclándolos con zonas de grises hechas con achurado: “entre menos líneas más difícil el trabajo” solía decir.    

Winsor era un obsesivo, simplemente no podía dejar de dibujarlo todo, parecía tener una imaginación incombustible. En 1903 comienza a publicar sus primeras tiras cómicas, siempre relacionadas con la obsesión. Little Sammy Sneeze de 1904, un niño con una obsesión por estornudar en el momento menos oportuno yHungry Henrietta” de 1905, una pequeña con una obsesión por comer todo lo que se interpone a su paso (incluso Sammy y Henrietta aparecen juntos en una tira) son de esta época.





En este mismo año crea su más famosa obra: “Little Nemo in Slumberland” (el pequeño Nemo en el país de los sueños) Es en este comic, publicado en The Sunday Herald como una página dominical, donde Winsor despliega todo su imaginario; en cada página el pequeño Nemo viaja a través de un mundo onírico buscando reunirse con la princesa del país de los sueños. En esta obra, no obstante, no sólo encontraremos un gran despliegue visual y creativo de personajes y escenarios; también se evidencia un gran trabajo de narración gráfica y diseño incluyendo recursos muy osados, considerando que el comic como lenguaje solamente llevaba unos pocos años de existencia. Viñetas redondas, diseños escalonados de páginas, secuencias cinematográficas en las que cada viñeta se relaciona con la anterior, personajes que interactúan con los textos y las viñetas, trípticos, secuencias apaisadas en una sola viñeta y un largo etcétera: Pareciera que Winsor lo hizo todo en el mundo del comic cuando este estaba aún en pañales.            

Acorde a su carácter obsesivo, en paralelo con Little Nemo Winsor publicó “Dreams of the Rarebit Fiend” en el diario de la competencia: The Evening Telegram. Por esta razón, firmó dicho trabajo bajo el seudónimo “Silas”.





Tras los nombres hay juegos de palabras. Su seudónimo “Silas” es un anagrama para “Alias”, mientras que Fiend en inglés significa enemigo o demonio, pero también adicto y precisamente es la adicción a este “Welsh rarebit”, una especie de fondeu de queso con tostadas, el que provoca estas pesadillas a sus personajes. (N.de la R.: Scott Bukatman, teórico cultural, pone  la atención en este punto. Señala la aparente inocuidad de este plato típico al que, precisamente, nadie asociaría con tener pesadillas)

En esta tira cómica se relatan diferentes pesadillas de personas bajo la influencia de este Welsh rarebit. Cada publicación comienza con el personaje en una situación perfectamente normal y luego un pequeño hecho o detalle comienza a salirse de control y esto aumenta a través de las viñetas, terminando la mayoría de las veces en un caos. Lo interesante es que tras cada pesadilla hay una persona que refleja alguna obsesión, miedo o deseo oculto y que el lector puede identificar en la última viñeta cuando se muestra al soñador despertando de su pesadilla.




A lo largo de su carrera Winsor Mc Cay desarrolló una obsesión por las obsesiones. En medio de su trabajo como historietista, a modo de ejemplo, tuvo que enfrentar la internación de su hermano en una clínica psiquiátrica y la muerte de su hermana y ninguno de estos hechos interrumpió su prolífico trabajo, debido a su profundo carácter obsesivo.  Este se podía evidenciar en todo, desde su forma de vestir hasta en lo detallado de sus ilustraciones.            

El legado que dejó Mc Cay es innegable, siendo citado por autores de la talla de Neil Gaiman (The Sandman), Allan Moore (From Hell), Moebius (El Incal) y Maurice Sendak (Donde viven los monstruos). Sus técnicas gráficas y de narración han sido fundamentales a lo largo de la historia del comic y hoy en día las aventuras del pequeño Nemo siguen maravillando a miles de lectores que descubren en sus páginas la obsesión de un niño por internarse en el mundo de la imaginación, un niño llamado Winsor Mc Cay.









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